Spotify se la está jugando todo al podcast. La razón es que en el negocio de la música, las discográficas tienen a la empresa entre la espada y la pared. Es decir, si Spotify mejora su margen, las discográficas subirán sus tarifas al renovar los contratos.
Los podcasts son contenido por el que Spotify no tiene que pagar, modelo similar a Youtube. De ahí que la empresa ha desarrollado y comprado herramientas de creación y distribución de podcasts. En la distribución de podcast, tiene una lucha con Apple. Y tiene desventaja, ya que compite contra la plataforma (recuerda Netscape contra Microsoft).
El contenido como arma de diferenciación: Además, también compra contenido en exclusiva para diferenciar su plataforma: The Ringer, Joe Rogan, Dax Shepard (Armchair Expert podcast) o Michelle Obama.
Video como siguiente etapa de crecimiento: La empresa ya está apostando que el vídeo será la manera de llegar a las nuevas generaciones, pero aquí todavía no ha conseguido resultados prometedores.
No se lo puede jugar todo a suscripciones de pago: Mientras tanto, Spotify está consiguiendo romper la barrera de los 1.000 millones anuales de dólares en ingresos en publicidad, un cuarto de lo que consigue Twitter o Snapchat.
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